Bassus

Bassus es pura elegancia mediterránea. Granadas, grosellas y fresas silvestres sobre un fondo láctico. Su color rojo, a medio camino entre la cereza y el rubí, nos predispone a disfrutar de una boca untuosa y aterciopelada. La pimienta y el clavo nos recuerdan la barrica y añaden complejidad en boca, mientras que la precisa acidez añade al volumen natural de las regiones mediterráneas una verticalidad poco habitual en estas latitudes. A cada instante aparece un aroma nuevo: una sugerente nota cremosa nos recuerda aquellas gomas blancas que muchos usábamos para borrar en el colegio, mientras que alguna especia más cálida que las percibidas anteriormente, como la canela y la vainilla, le aportan un extra de entidad. Con todo, su carácter señorial no se sustenta en la madera, sino en una fruta fresca, compleja e, incluso, balsámica. Entre las mejillas se muestra sabroso y parece querer esconder su fina tanicidad entre los recuerdos de fruta roja madura y regaliz. Gana en aromas florales y de matorral a cada instante que pasa en la copa, rememorando la elegancia de los suelos calizos y los fuertes contrastes continentales del mediterráneo más interior.